Trumpresident – Presiden(t)rump

Trumpresident – Presiden(t)rump

Los pueblos del mundo "se amanecieron" algunos más pronto que otros (en función de los diversos horarios) con la noticia "sorpresiva" (incluso para quien escribe esto) de que el candidato del Partido Republicano a la Presidencia de los Estados Unidos de América, Donald Trump, obtuvo la mayoría de los votos electorales, frente a Hillary Clinton, la candidata del Partido Demócrata, la cual obtuvo la mayoría del voto ciudadano, con lo cual Donald Trump es desde ya el presidente electo de los Estados Unidos de América y tomará posesión del cargo en enero de 2017 (En el vecino país del norte el voto que cuenta es el electoral y no el directo de los ciudadanos).

La opinión publicada por los diversos medios de comunicación del mundo, da cuenta de una línea de tendencia (incluso en aquellos casos en los cuales no se ha visto mal el triunfo de Trump, como sucede con Vladimir Putin, Presidente de la Federación Rusa): incertidumbre frente al ejercicio del poder presidencial de Donald Trump y quizá, más que incertidumbre, temor a que Trump incida de manera fuerte en una política autoritaria, irracional e ilegítima del país norteamericano en las relaciones bilaterales, multilaterales e internacionales con los estados pares del mundo, con lo cual la rotura del "equilibrio" del orbe estaría "servida".

El temor a la irracionalidad e ilegitimidad posible (aunque me parece que no tan probable) de Donald Trump a la hora de ejercer el poder público en el escenario internacional (e interno también), sin embargo, parece que es poco probable que se convierta en una constante de su comportamiento y que lleve al "caos" al mundo, por una razón esencial: el juego de la política (en especial, en el orden internacional) se juega por jugadores con opciones estratégicas diversas y los jugadores están en lo básico sujetos al derecho; a normas económicas, políticas y éticas que no dependen de su voluntad entera, así como también esos jugadores reciben recompensas y castigos por sus actos.

Por otra parte, el hecho mismo de que Trump haya competido y vencido en la contienda electoral permite suponer que es en política un jugador "racional" esto es, más allá de sus sesgos despóticos, misóginos, discriminatorios y demás veleidades, es presumible que actúa políticamente conforme a cálculos racionales de coste/beneficio, no es pues, me parece un "loco de atar".

Adicionalmente, Trump no es Trump solo; se encuentra en medio (y si se quiere como centro, pero como una parte) de una gran red de relaciones e intereses que de manera muy probable modularán su conducta política y sus decisiones, más que sus "discursos".

Sin embargo, si bien en el esquema internacional general no es presumible un constante caos por doquier a partir de Trump, si es intuitivo que en ciertas relaciones bilaterales, multilaterales o temas internacionales específicos, Trump sí podrá "crear" problemas, como también es de esperar que en la política interna genere problemas en temas y áreas específicas.

Es ahí en donde emergen de manera más nítida los problemas para nuestro país, pues quizá México, en temas específicos de las relaciones binacionales, regionales e internacionales con Estados Unidos de América, y en tierra de los propios Estados Unidos de América la población mexicana residente, se convierta en el "blanco específico" de la irracionalidad de Trump, para mostrar su particular "new deal" al mundo y a sus seguidores, siempre que los costos para el propio Trump o el país de arriba el Río Bravo no sean ineficientes.

Ante esto, sin embargo, hay que reconocer al menos lo siguiente: La relación México-Estados Unidos de América nunca ha sido favorable en términos netos para nuestro país quien quiera que fuera el Presidente (la mutilación del territorio nacional, las intervenciones, las guerras y las presiones e influencia ilegítima que históricamente hemos sufrido a manos de los Estados Unidos de América debe situarnos); México, sin embargo, ha salido adelante, con sus más y sus menos; y, finalmente, México, tiene a su disposición la herramienta del derecho, la política, la ética y, en caso extremo, lo que sea necesario.

Una pregunta final, es la que tendríamos que estarnos haciendo desde ya: ¿Qué tipo de persona debe ser el próximo presidente mexicano al que le tocará lidiar la mayor parte del tiempo con Trump? ¿Uno sumiso, uno débil, uno que siempre procure el acuerdo, o uno fuerte, que pueda responder lo que deba responder, un Presidente "entrump"?

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