Oaxaca, Oaxaca (ACG).- En Ranchu Gubiña ("Unión de ranchos"), ahora Unión Hidalgo, Oaxaca, a días del terremoto, las personas levantan lo que pueda ayudarles a comenzar de nuevo, sobre sus escombros buscan tabiques y esperan víveres.
El apoyo llega en manos de gente del mismo pueblo que no fue afectado, o como Alma Catalina Fuentevilla Avendaño y su esposo Romel Santomé Desales, viajan de Santo Domingo a llevar víveres a una amiga que perdió su casa, toda su familia duerme a la intemperie, otras familias en la misma situación, resignados esperan que alguien les diga qué pasará con ellos. Su casa está desecha.
Una y otra vez se repite la historia, incluso en Chicapa de Castro, otra población aledaña a la Unión Hidalgo, los víveres no están llegando, todo es apoyo de aquí mismo, de nuestra gente, comenta un vecino: Vienen los soldados pero nos preguntan ¿Quieren cobertor o despensa?. Este miércoles comenzaron a repartir a media noche la despensa los soldados ¿Y por qué en la noche las repartieron y no a la luz del día? Uno piensa mal desde ese momento. Luego porque se dan enfrentamientos en otros lados.
Van ocho muertos en el terremoto de 8,2 en la Unión Hidalgo. Las torres de las iglesias cayeron, muchas casas están seriamente afectadas incluida la presidencia del pueblo, de algunas casas solo quedaron puertas de pie entre escombros, algunas salidas están bloqueadas por temor que los puentes no estén en buen estado.
Las personas aún tienen fuerzas para reír y pensar en seguir pero saben que no será sencillo. Rosa y su esposo, ambos adultos mayores duermen en el patio, su casa tiene grietas y ellos temen entrar. Su cama es instalada en su patio. No quieren ser campaña de nadie ahora que se aproximan las elecciones. Quieren únicamente un apoyo para volver a sus vidas.
ljcr
